miércoles, 18 de diciembre de 2013

Literatura del siglo XV

  Poesía

Poesía cancioneril:

Destacan los cancioneros. Se trata de recopilaciones de poesía culta cortesana y de estilo conceptista (se juega con el doble significado de las palabras, con los homónimos, etc.). Los poemas amorosos siguen la temática del amor cortés asimilando la conquista amorosa a la guerrera, pero con influencia de la poesía italiana ("Dolce Stil Nuovo", según la cual el amor debe ser únicamente platónico (espisritual). La contemplación y el amor distante mejoran espiritualmente al poeta y lo aproximan a Dios.

Otras composiones destacadas de la época son:

"El laberinto de Fortuna" de Juan Mena
las "Serranillas" del Marqués de Santillana, que constituye una visión idealizada de la vida rural.

"Coplas a la muerte de su padre"

Fue escrita en homenaje y con motivo de la muerte de su padre por Jorge Manrique.
Jorge Manrique pertenecía a una poderosa familia castellana que participó activamente en la Reconquista. Fue por tanto, un hombre de armas, que se dedicó en sus ratos libres a la poesía. El resto de la obra poética de Manrique es cancioneril.
Las coplas son una elegía por la muerte de su padre, Rodrigo Manrique. Jorge Manrique reflexiona sobre la fugacidad de la vida terrena, sobre la importancia de la vida ultraterrena (la verdadera vida después de la muerte) e introduce una nueva tercera vida, novedosa para la época: se trata de la vida de la fama que solo alcanzan aquellos que han destacado en la vida terrenal por sus hazañas; se trata por tanto de la fama, un nuevo concepto desconocido en la Edad Media y que hace referencia a la vida como memoria por los méritos alcanzados en esta vida.
La obra consta de 40 coplas de 12 versos cad una que se adaptan al molde estrófico de la copla de pie quebrado o manriqueña (en honor a Manrique): se trata de sextillas dobles (dos sextillas, es decir, dos estrofas de seis versos) de ocho y cuatro sílabas (por lo cual reciben la denominación de "pie quebrado" porque se "rompe" la estructura de ocho versos con uno de cuatro).  El esquema métrico es el siguiente: 8a 8b 8c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d 8e 4f. La estructrura condiciona el estilo sintético a la hora de expresar los conceptos. El empleo de versos de arte menor era un rasgo muy novedoso para una elegía, ya que lo habitual era decantarse por los de arte mayor para expresar reflexiones de tipo moral.
La obra se organiza en tres partes, que van de lo general a lo concreto
1. Reflexión sobre la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte a través de los tópicos latinos del "mememto mori". Por ello se destaca la vanidad e intrascendencia de las preocupaciones y bienes mundanos.
2. A través del tópico "ubi sunt?" se pone de manifiesto la fugacidad de la vida a través de ejemplos históricos, algunos de ellos muy recientes para los lectores de la época, lo que constituía un rasgo muy novedoso y aproximaba el sentido del poema a los lectores.
3. Se habla de la figura de don Rodrigo: de sus virtudes, de sus hazañas y de su resignación cristiana ante la llegada de la muerte. En un sosegado diálogo la muerte le comunica a don Rodrigo que tras su defunción le espera la vida ultraterrena verdadera y la fama entre los que le sobrevivan.

El lenguaje utilizado es senillo y natural, lo que contrasta con la gravedad del tema.

La obra muestra rasgos medievales y prerrenacentista.. Don Rodrigo presenta las características de los caballeros medievales, pero la idea de la fama después de la muerte es prerrenacentista porque se valoran las hazañas de esta vida.

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